Ajustando el rumbo en medio de los desafíos
- El contexto externo estará caracterizado por condiciones de financiamiento menos restrictivas, debido a los recortes en tasas de interés por parte de la Reserva Federal y otros bancos centrales. La moderación de la política monetaria en economías avanzadas ha favorecido la valorización de mercados bursátiles globales y la reducción de primas de riesgo en mercados emergentes. Sin embargo, persistirá el entorno de elevada incertidumbre geopolítica y comercial, lo que puede afectar el comercio global y el crecimiento local.
- En Colombia, el escenario de 2026 refleja una convergencia inflacionaria más lenta y elevada, impulsada por una demanda interna resiliente y un mercado laboral estrecho. En medio del ciclo electoral, estos factores pondrán a prueba la solidez económica. Proyectamos un crecimiento del PIB de 2.6% en 2025 y 2.9% en 2026, ritmo que, aunque favorable, implica una reducción más rápida del exceso de capacidad productiva. Revisamos al alza la estimación de la inflación para el cierre de 2025 hasta el 5.44% y 4.7% en 2026, ambas por encima de la meta del 3%. En este contexto, el Banco de la República podría subir la tasa de interés incluso hasta 10% en 2026.
- El mercado cambiario global transita hacia un entorno menos dominado por el dólar, a medida que la convergencia monetaria y la normalización de flujos reducen la prima que sostuvo su fortaleza. La moderación de la Fed y el cierre del diferencial real limitan su atractivo, mientras los déficits gemelos y la pausa del QT aumentan su sensibilidad a los portafolios. Esto abre espacio para otras divisas: euro, libra, yen y yuan ganan soporte desde fundamentos externos más sólidos. El dólar sigue siendo referencia, pero desde una posición menos dominante.
- El peso colombiano llega a 2026 con una fortaleza atípica sustentada en factores transitorios —monetizaciones, remesas y carry elevado— más que en mejoras estructurales. La apreciación de 2025 refleja una oferta pública de divisas difícil de repetir y un entorno externo que pierde impulso. Al mismo tiempo, la inflación persistente, el deterioro fiscal y el ciclo electoral aumentan la prima de riesgo y limitan la capacidad del COP para sostener dichos niveles. Así, el diferencial de tasas seguirá siendo un soporte, pero insuficiente para compensar crecientes riesgos domésticos.
- El mercado accionario global mantuvo un rally en 2025 impulsado por utilidades sólidas, un ciclo económico resiliente y fuertes inversiones en tecnología e IA, mientras la Fed inició un proceso de flexibilización monetaria. Aunque persisten riesgos asociados a tensiones comerciales y condiciones financieras restrictivas, las expectativas de crecimiento de utilidades continúan respaldando las valorizaciones hacia 2026. Los mercados emergentes, especialmente Asia y América Latina, muestran mayor potencial por su rezago frente al valor intrínseco.
- En Colombia, la recuperación en utilidades por acción, la mejora en resultados corporativos y el renovado apetito extranjero sostienen una trayectoria alcista del índice MSCI Colcap en los próximos 12 meses, aunque más acotado que en 2025, con oportunidades tácticas en sectores financiero, energético y de consumo. Sin embargo, los riesgos a la baja incluyen la evolución de la política monetaria -con posibles impactos sobre la inversión y el ciclo económico-, así como un eventual repunte de la inflación.
- La renta fija global entra en 2026 con menor incertidumbre monetaria, inflación convergente y primas por plazo contenidas. EE.UU. transita hacia una curva nuevamente positiva tras el fin del QT y una Fed más laxa, mientras Europa y Japón mantienen estabilidad nominal y pendientes moderadamente alcistas. Aunque persisten riesgos fiscales selectivos, particularmente en EE.UU. y Reino Unido, el escenario base apunta a rendimientos estabilizados y volatilidad acotada, con mayor diferenciación entre mercados según sus fundamentos fiscales y de inflación.
- La renta fija en Colombia cierra 2025 con una transmisión monetaria aún limitada, inflación que desciende lentamente y un riesgo fiscal que continúa elevando las primas y manteniendo una curva fragmentada por tramos. En 2026, la estabilización de la TPM en niveles altos pero más predecibles y la mejora gradual en expectativas permitirían una normalización pausada, con los TES en pesos de tramos medios concentrando la mayor sensibilidad y compresión potencial. Los TES UVR sostienen su rol como ancla de estabilidad y la deuda corporativa transita hacia un entorno algo menos exigente, aunque todavía marcado por liquidez acotada y fuerte selectividad.
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